Yolanda Villegas
Directora Legal de Compliance y RR, ENVASES

Para todos los gobiernos es claro que el sector eléctrico es un pilar fundamental del desarrollo económico y social. Hoy en día, gracias a los avances tecnológicos, se encuentra en un proceso de transformación impulsado además por la transición energética y el cambio hacia fuentes renovables. En este contexto, el papel de las mujeres se ha vuelto sumamente relevante y fundamental para garantizar una evolución inclusiva y sostenible de la industria. Sin embargo, a pesar de su creciente participación, las mujeres aún enfrentan desafíos significativos en términos de representación, igualdad de oportunidades y acceso a roles de liderazgo.
Históricamente, el sector eléctrico ha sido dominado por hombres, especialmente en áreas técnicas y de alta dirección. No obstante, la inclusión de mujeres no solo responde a la necesidad de equidad, sino que también genera beneficios tangibles: mayor diversidad en la toma de decisiones y enfoques más innovadores. En un momento en donde la electrificación y las energías limpias son esenciales para combatir el cambio climático, empoderar a las mujeres en el sector eléctrico no es solo una cuestión de justicia social, sino también de eficiencia y progreso.
Es una realidad que las mujeres están asumiendo un papel cada vez más relevante en el liderazgo del sector eléctrico, especialmente en el contexto de la transición energética y la innovación tecnológica. Aunque su representación aún no alcanza los estándares de igualdad esperados, han demostrado ser agentes de cambio clave en la implementación de estrategias sostenibles y en la incorporación de perspectivas inclusivas. Mujeres en roles de liderazgo han impulsado proyectos de energías renovables, electrificación rural y desarrollo de tecnologías avanzadas como almacenamiento de energía y redes inteligentes. Sin embargo, según la Agencia Internacional de Energías Renovables (IRENA), solo el 32% de los trabajadores en el sector de las energías renovables son mujeres, y la cifra disminuye significativamente en posiciones ejecutivas. Esta desigualdad representa un reto, pero también una oportunidad para aprovechar el potencial transformador de una mayor inclusión femenina en la toma de decisiones estratégicas.
Algunos de los diversos desafíos que enfrentan las mujeres dentro del sector, son la brecha de género en la educación técnica, sesgos culturales en roles tradicionalmente masculinos y la limitada representación en puestos de alta dirección, entre otros. Muchas veces, el acceso restringido a oportunidades de capacitación y mentoría limita su progreso en la industria. A pesar de esto, las mujeres han encontrado formas de superar estas barreras. Han formado redes de apoyo profesional, como “Women in Energy”, que buscan empoderar y visibilizar el talento femenino en el sector. Es importante destacar que “Women in Energy” no es una única organización global, sino que existen múltiples iniciativas con este nombre o similares en diferentes países y regiones, cada una adaptada a las necesidades y contextos locales, pero con objetivos comunes de empoderamiento y promoción de la mujer en el sector energético. Además de este tipo de asociaciones, se han creado programas educativos y de certificación en áreas como energías renovables, los cuales han permitido que las mujeres adquieran competencias técnicas necesarias para competir en igualdad de condiciones.
Lograr la igualdad de género en el sector eléctrico requiere una combinación de esfuerzos gubernamentales, empresariales y sociales. Las iniciativas más efectivas incluyen programas de mentoría que conecten a mujeres con líderes del sector, la promoción de carreras STEM desde edades tempranas y la implementación de cuotas de género en posiciones estratégicas. El acrónimo STEM hace referencia a las áreas de Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas (por sus siglas en inglés). En el contexto de la igualdad de género, la educación STEM juega un papel crucial porque tradicionalmente las niñas y las mujeres han estado subrepresentadas en estas áreas. Según la UNESCO, menos del 30% de los investigadores en el mundo son mujeres, y en campos como la ingeniería o las tecnologías de la información, la representación femenina es aún más baja.
En países como Noruega, las cuotas de género en juntas directivas han logrado aumentar significativamente la representación femenina en sectores industriales. Las cuotas de género son políticas diseñadas para garantizar una representación mínima de mujeres (o a veces hombres) en ciertos ámbitos, como la política, los negocios o las instituciones académicas. Estas cuotas pueden implementarse de diversas maneras, pero el objetivo principal es reducir la desigualdad de género en sectores donde uno de los géneros está significativamente subrepresentado.
Por otro lado, reducir la brecha salarial es una prioridad: según el Foro Económico Mundial, las mujeres en roles técnicos del sector energético ganan en promedio un 30% menos que los hombres. Empresas progresistas están adoptando políticas de transparencia salarial y evaluaciones de desempeño equitativas para abordar esta desigualdad.
Es evidente que el sector eléctrico ofrece oportunidades únicas para empoderar a las mujeres, especialmente en el contexto de la transición hacia energías limpias. Las energías renovables, como la solar y la eólica, generan empleos más accesibles para mujeres en áreas rurales y urbanas, debido a la necesidad de capacitación específica pero no necesariamente costosa. Proyectos como “Solar Sisters” en África han demostrado que capacitar a mujeres para instalar y mantener sistemas solares no solo les brinda independencia económica, sino que también transforma a sus comunidades. En América Latina, el Banco Mundial estima que el empleo femenino en energías renovables podría crecer un 25% para 2030 si se eliminan las barreras estructurales. Además, fomentar el emprendimiento femenino en el sector eléctrico puede catalizar la innovación en soluciones energéticas, ampliando el acceso a electricidad en comunidades vulnerables y promoviendo un desarrollo económico sostenible.
Con tantos casos de éxito, no queda duda de que el papel de las mujeres en el sector eléctrico es fundamental para impulsar una transición energética inclusiva y sostenible. Aunque aún enfrentan desafíos significativos, su contribución a la innovación y el desarrollo es innegable. Garantizar la igualdad de oportunidades no solo es una cuestión de justicia social, sino también una estrategia para fortalecer el sector, aumentar la diversidad y responder de manera más eficaz a los retos energéticos del siglo XXI. El futuro del sector eléctrico depende de su capacidad para ser inclusivo y aprovechar el potencial de todas las personas, sin distinción de género.
