HEBE GIOVANNA OCAMPO REALPOZO
Gerente de Ventas de Telecomunicaciones Condumex
El papel de la mujer tanto en la sociedad como en las organizaciones ha ido a lo largo del tiempo en creciente evolución, ha sido un proceso bastante lento y complejo, sin embargo, con el paso de las décadas han ido ganando terreno, obteniendo paso a paso más derechos y oportunidades, mismas que se han visto reflejadas significativamente con su participación en el mundo laboral.
Un poco de historia…
Recordemos que en las antiguas culturas prehispánicas, como la Maya y la Azteca, a las mujeres se les permitía desempeñar roles importantes en la sociedad, como líderes religiosas y comerciantes. Sin embargo, con la llegada de los conquistadores españoles (1521) se marcó el inicio de la opresión de las mujeres indígenas. No fue hasta 1539, que la Corona Española dictó leyes para proteger a estas mujeres de la esclavitud y la explotación.
En el trascurso de todos estos años, la mujer fue percibida como mano de obra de segunda clase, las cuales estaban condenadas a trabajos de baja remuneración y poco cualificados.
Tres siglos después y cuarenta y seis años después de la Independencia de México, en 1867, se otorga a las mujeres el derecho a la educación, y es hasta 1884 que Apolonia García se convierte en la primera mujer en obtener un título universitario en México.
Una vez concluida la Revolución Mexicana, se promulga la Constitución de 1917, que pese a que no reconoce los derechos de las mujeres si incorpora y reconoce el derecho al trabajo digno y a la igualdad salarial. Sin embargo, no es hasta 1953 que gracias a la presión de la ONU se les otorga el derecho del voto.
En 1979 por primera vez, vemos a una mujer ganar una contienda electoral como gobernadora del estado de Colima (Griselda Álvarez), y es hasta este 2024 que Claudia Sheinbaum se convertirá en la primera presidenta de México.
Como podemos observar, a lo largo de la historia de México y el mundo, generaciones de mujeres se han enfrentado por décadas a obstáculos constantes, sin embargo, en la actualidad los pasos se han ido acortando, a medida que la igualdad de género, la diversidad y la inclusión han tomado relevancia en nuestra sociedad, cada vez más empresas han comenzado a reconocer y a valorar mucho más el talento femenino dentro de sus equipos de trabajo.
A tal grado, que cada vez es más frecuente ver mujeres en puestos directivos, que son líderes en sus empresas y/o están al frente de áreas clave en la organización. En tanto que las mujeres sigan desafiando sus propios límites, demostrado su capacidad de influir, inspirar y marcar diferencias, así como conquistando nuevos conocimientos y desarrollando más aptitudes, será mucho más común verlas inmersas en la toma de decisiones del negocio.
Impacto de la Mujer en posiciones de Liderazgo…
Existen diversos estudios que demuestran que tener mujeres en puestos de liderazgo puede ofrecer múltiples beneficios para la organización, ya que cuentan con pensamiento disruptivo y ofrecen soluciones innovadoras en la toma de decisiones empresariales. Las mujeres líderes también pueden ser más eficientes en la gestión de equipos, fomentando una mayor colaboración y productividad en el lugar de trabajo, pueden ayudar a mejorar la cultura laboral, haciendo que los empleados se sientan más valorados e incluidos.
No obstante, pese a todas estas bondades, la colaboración, tanto de la mujer como del hombre en los negocios es complementaria; la aportación de ambos es lo que hace exitosa a una organización.
En conclusión…
El camino a seguir para las organizaciones ésta más que claro, es necesario reconocer, impulsar y recompensar a las mujeres líderes que están promoviendo el progreso, aportando a la estrategia empresarial que busca impulsar la innovación, la rentabilidad y el desarrollo sostenible del negocio.
Asimismo, el mundo empresarial necesita más mujeres líderes, independientes y resilientes, que estén dispuestas a enfrentar los diferentes desafíos y a seguir contribuyendo a una realidad más equitativa para las siguientes generaciones, mujeres empoderadas que demuestren su innata facilidad para trabajar en equipo, su visión y coraje para afrontar cualquier reto que se les imponga y su empatía y sensibilidad para resolverlo, esto sin duda las llevará a convertirse en el engranaje perfecto para las organizaciones.