RAFAEL ARTEAGA VEGA
Director de Normalización y Comercio
De acuerdo con la Procuraduría Federal del Consumidor (PROFECO, 2021) la economía circular “es un sistema de aprovechamiento de recursos donde se considera la reducción de los elementos: disminuir la producción al mínimo indispensable y cuando sea necesario hacer uso del producto, por lo que se deben reutilizar los elementos que, por sus propiedades, no pueden volver al medio ambiente.”
Uno de los sectores más involucrados en este sistema es el eléctrico- electrónico. De hecho, este tipo de deshechos, llamados “residuos de aparatos eléctricos y electrónicos” (RAEE) crecen tres veces más rápido que el resto de los residuos urbanos (Morales, Muñoz, 2023).
Los RAEE se definen como todo aparato que utiliza un suministro de energía eléctrica y que ha llegado al fin de su vida útil (OCDE, 2001). Sin embargo, esta definición deja un universo muy amplio de equipos eléctricos y electrónicos, con complejidades y naturalezas muy distintas, y por lo tanto con necesidades de manejo diferenciadas. Varios estudios clasifican los RAEE en siete grupos (raeecciona.org, s/f):
1. Aparatos de intercambio de temperatura (refrigeradores, aire acondicionado)
2. Pantallas y monitores (computadoras, tabletas, televisiones)
3. Lámparas (Led o fluorescentes)
4. Grandes aparatos (como lavadoras o secadoras)
5. Pequeños aparatos (aspiradoras, hornos de microondas,
tostadoras)
6. Aparatos de informática y telecomunicaciones pequeños
(teléfonos móviles, GPS, calculadoras).
7. Paneles fotovoltaicos
Si analizamos esta situación desde nuestra experiencia, notaremos que es altamente probable que tengamos al menos un producto que se clasifique en cada uno de los citados grupos, lo que nos lleva a las siguientes reflexiones.
¿Qué hacemos con nuestros RAEE?
Dado que la legislación en esta materia México sigue estando a nivel estatal, nos enfocaremos a hablar de lo que sucede en la CDMX. En la CDMX contamos con una Ley de Economía Circular, así como un Reglamento, un Programa de Economía Circular 2024-2030 y reglamentación adicional que delimita y fundamenta las actividades y responsables de la Economía Circular en la ciudad.
Una de las regulaciones más relevantes es la NADF019-AMBT-2018 – Residuos eléctricos y electrónicos – Requisitos y especificaciones para su manejo, la cual habla de manera particular de los RAEE, y define como su objeto “establecer los requisitos y especificaciones para la correcta separación, almacenamiento, acopio, recolección, transporte, tratamiento, reciclaje y disposición de los residuos eléctricos y electrónicos dentro del territorio de la Ciudad de México.”
Como “Generadores domiciliarios”, es decir, personas físicas que genera residuos eléctricos y electrónicos en casa-habitación, nuestra obligación es disponer de nuestros residuos de manera responsable a través de:
1. Programas para la recolección de residuos eléctricos y electrónicos.
2. Jornadas de acopio de residuos eléctricos y electrónicos.
3. Otras acciones que implementen las autoridades responsables.
Por su parte, los productores, comercializadores y distribuidores de aparatos eléctricos y electrónicos tienen una responsabilidad más amplia ya que “deben implementar planes de manejo, individual y/o colectivo, de manera directa o a través de terceros, para fomentar y facilitar el retorno de residuos de los aparatos eléctricos y electrónicos, puestos por ellos en el mercado y una vez terminada su vida útil.”
Adicionalmente dichos planes deben estar sujetos a la revisión y aprobación de la Secretaría del Medio Ambiente del Gobierno de la Ciudad de México, así como ser proporcionados a los consumidores sin costo alguno.
Como la parte final del proceso de fomentar la Economía Circular, “una vez recibidos los aparatos eléctricos y electrónicos usados, los productores, comercializadores, distribuidores o terceros que actúen en su nombre, realizarán su evaluación o diagnóstico, para determinar sí estos han llegado al final de su vida útil o sí pueden ser aprovechados o valorizados”.
Todo parte de la responsabilidad
La Ley de Economía Circular de la CDMX establece que la población debe realizar, en la medida de lo posible, lo siguiente:
1. Priorizar el reúso, reparación, restauración, remanufactura y reciclaje de los productos, sobre la disposición final de los mismos
2. Realizar un consumo responsable, informado y sostenible de productos, prefiriendo aquellos que sean duraderos y promuevan el uso eficiente del agua y energía, y evitando aquellos de un solo uso
3. Reducir la generación de residuos y el desperdicio de agua, de energía, productos y alimentos
4. Optar por esquemas de adopción de modelos de servicio y mercados de reúso e intercambio
5. Aprovechar al máximo los materiales y residuos, mediante procesos como el compostaje, entre otros
Por su parte el sector productivo debe promover:
1. Colaboraciones productivas que fomenten el crecimiento económico de micro, pequeñas y medianas empresas, y el desarrollo económico local bajo criterios de circularidad
2. Evitar la destrucción de valor en las cadenas económicas
3. Incrementar la eficiencia para producir más, con menos recursos
4. Disminuir la huella ecológica; reduciendo el uso de recursos naturales, energía y generación de residuos, en sus procesos y productos
5. Impulsar el análisis del ciclo de vida de los productos y la incorporación de los principios, objetivos y enfoques de diseño en materia de economía circular
6. Disminuir la presencia y uso de sustancias nocivas en la fabricación de productos
7. Facilitar la adecuada separación de los bienes una vez terminada su vida útil y fomentar su valorización
8. Poner a disposición de la población sistemas que faciliten la recuperación de productos y subproductos para reincorporarlos a sus cadenas de valor o, en su caso, para garantizar su adecuado manejo, bajo el principio de responsabilidad compartida
9. Incorporar criterios de ecodiseño para propiciar el encadenamiento productivo, disminuyendo el uso de sustancias o materiales nocivos
10. Impulsar la integración de cadenas económicas y productivas a través de plataformas de coordinación y alianzas entre empresas e iniciativas
11. Contribuir al cumplimiento de las metas de los objetivos de desarrollo sostenible y acción climática en la Ciudad de México
12. Fomentar la generación empleos verdes e impulsar un modelo de consumo responsable y sustentable
13. Propiciar acciones para difundir los beneficios de la circularidad
14. Promover y difundir información relacionada con la aplicación de la economía circular dentro de sus procesos o servicios
15. Realizar acuerdos precompetitivos de conformidad con la ley aplicable, para acordar mejores prácticas comerciales, de menor impacto ambiental y circulares, dentro de su sector
¿Estamos haciendo lo suficiente?
La conciencia sobre la importancia de la Economía Circular está despertando en diversos sectores, incluidas las manufacturas eléctricas. Si bien seguimos en los primeros pasos con regulaciones publicadas en el 2023, y con una Ley General de Economía Circular pendiente de publicación oficial, tomar acciones en esta materia es un esfuerzo que debe realizarse desde hoy.
Adicionalmente es un cambio de cultura de los desechos que debe hacerse a nivel personal, siendo sensibles al respecto de dónde terminan los aparatos que ya no usamos, o cuál es el destino que menos perjudica a nuestro medio ambiente.
Ante un contexto donde empezamos a ver las fuertes repercusiones ambientales en nuestro mundo, es imperativo que tomemos las acciones pertinentes para prevenir un futuro catastrófico. Juntos podemos lograr cambios significativos en pro de nuestro planeta.