PANEL
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Speakers:
- Alberto Carmona Velázquez, Subsecretario de Gestión Ambiental, Cambio Climático y Sustentabilidad Energética de Guanajuato
- Jesús Miguel León Silva, Director del Centro de Ecología y Cambio Climático
- Gerardo Ramírez Acuña, Gerente de Proyectos en MéxiCO2
- Daniel Sosa, Gerente de Sustentabilidad, Mabe (Moderador)
Daniel Sosa, Gerente de Sustentabilidad en Mabe, inició el panel indicando que la reciente pandemia ha resaltado de manera elocuente la importancia de estar preparados para responder eficazmente ante futuros eventos. Ahora más que nunca, es crucial que comprendamos a cabalidad la contribución que nuestras operaciones tienen en relación con el fenómeno del cambio climático, un asunto que afectará a todos, directa o indirectamente. Mantener esta perspectiva presente nos permite abordar la pregunta clave: ¿cómo afrontamos estos desafíos?
Mejorar nuestra comprensión de este fenómeno es un paso ineludible para las empresas por lo que debemos considerar las ramificaciones que esto conlleva, tanto en nuestro entorno operativo como en la gestión. No debemos pasar por alto la importancia de la comunicación y los aspectos fundamentales que se desprenden de estas prácticas para las organizaciones. Al hacerlo, reconocemos que la transformación que se avecina abre una amplia gama de oportunidades en diversos sectores.
En la próxima década, los desafíos globales asociados al crecimiento, la urbanización, la disponibilidad de recursos y los cambios climáticos se convertirán en impulsores estratégicos para los negocios, ya sea de manera directa o indirecta.
Para lograrlo, hemos convocado a un panel de expertos de primer nivel, para explorar cómo podemos avanzar hacia una práctica de gestión que no sólo cumpla con las regulaciones, sino que también se convierta en un pilar esencial de nuestra visión de negocios.
Gerardo Ramírez Acuña, Gerente de Proyectos en MéxiCO2
Al respecto de la reducción en emisiones de carbono es importante abordar el tema enfocados en las implicaciones que esto conlleva y considerando la perspectiva del sector productivo. Es esencial resaltar a quienes están directamente involucrados en este proceso. Por un lado, los sistemas de comercio se encuentran en una fase ascendente y requieren de un organismo regulador que pueda ejercer un control sobre las emisiones y establecer límites con un enfoque hacia el avance progresivo.
A través de este enfoque, existe el potencial para lograr adelantos significativos y alcanzar metas ambiciosas. Al mismo tiempo, surge una pregunta relevante: ¿Cómo se espera que las empresas encuentren la rentabilidad en esta transformación? El cumplimiento de las regulaciones debe ser una prioridad y por lo tanto, es crucial identificar y aplicar mecanismos de control.
Un ejemplo concreto es el caso de la implementación de un sistema de comercio de emisiones a nivel federal en México, que abarcará a todas las entidades en la industria y la energía, lo que es especialmente relevante para eventos que generen altas emisiones de carbono.
Durante el período de prueba, aproximadamente 300 instalaciones se registraron para participar, un proceso que comenzó en 2020-2021 y continuó hasta el año pasado. Aunque las reglas operativas aún están pendientes de publicación, ya se han dado pasos significativos. Por otro lado, el impuesto federal al carbono, que se relaciona con el contenido de carbono en ciertos combustibles fósiles, se está estableciendo como una de las primeras herramientas de su tipo en América.
Además, se observa una creciente atención hacia los impuestos nacionales al carbono, con varios estados adoptando políticas en este sentido. La diversidad de medidas será reflejada en una tabla que proporcionará características específicas de estos impuestos, que si bien no exploraremos en profundidad debido a limitaciones de tiempo, su importancia no puede ser subestimada.
Jesús Miguel León Silva, Director del Centro de Ecología y Cambio Climático
Nuestros compromisos, alineados al Acuerdo de París, buscan reducir las emisiones en la entidad en un 50% para el año 2050. Sin embargo, para alcanzar este objetivo, necesitamos entender a detalle la situación inicial en Querétaro, lo que incluye cuestiones de políticas públicas y la formulación de un precio del carbono.
Además, se debe mencionar el estudio realizado por la CEPAL, que ofrece un enfoque claro sobre el precio del carbono en América Latina. Este análisis aborda el costo necesario para contrarrestar los efectos del cambio climático en nuestra región. En ese momento, se estableció que este precio sería de 539 pesos por tonelada de CO2 equivalente. Es importante notar que esta cifra también es coherente con el impuesto actualmente vigente. A medida que se actualizan los datos y se consideran las circunstancias cambiantes, el costo por tonelada se sitúa en 600 pesos.
Este impuesto no es una medida casual o improvisada, sino que surge a partir de una planificación cuidadosa y rigurosa, que refleja la determinación de abordar los desafíos del cambio climático y contrarrestar sus impactos negativos. A lo largo del año pasado hemos estado colaborando activamente con la industria y la comunidad para socializar esta medida. Es esencial asegurar su comprensión y respaldo en todos los niveles.
El enfoque del impuesto no se limita a la recaudación de fondos, ya que nuestro objetivo primordial es impulsar cambios concretos. El impuesto se estructura con base en las emisiones de carbono de la industria, y para lograrlo, necesitamos una estimación precisa de las emisiones de carbono en cada sector. Esto es esencial para implementar la regulación de manera efectiva y equitativa.
Además, reconocemos la importancia de la compensación como parte de la solución. Sabemos que alcanzar una reducción del 100% de las emisiones puede ser un desafío en algunos sectores, por lo tanto, estamos comprometidos a buscar soluciones equilibradas. Queremos asegurarnos de que nuestro estado avance hacia la sostenibilidad de manera realista y efectiva.
Este impuesto se basa en la responsabilidad compartida y en la colaboración entre diferentes actores, desde la industria hasta la ciudadanía.
Alberto Carmona Velázquez, Subsecretario de Gestión Ambiental, Cambio Climático y Sustentabilidad Energética de Guanajuato
Pasando a la perspectiva de Guanajuato, noviembre fue testigo de reformas a las leyes secundarias que llevaron a la creación de cuatro aspectos fundamentales. Estos cambios respondieron a la necesidad de una mayor colaboración con el sector privado.
Y es que el carbono se convierte en un factor clave en esta ecuación. La tarifa de impuestos se estructuró cuidadosamente, considerando diferentes variables; se estableció un rango, comenzando desde 250 pesos por tonelada y llegando hasta 500 pesos. Esta graduación refleja la diversidad de las industrias y su capacidad para contribuir a la reducción de emisiones.
Añado que no podemos pasar por alto la cuestión de la armonización entre la normativa estatal y federal. La perspectiva es que ambos niveles de gobierno trabajen en conjunto para lograr resultados óptimos.
En cuanto a las proyecciones, para el año 2030, la meta de reducción de emisiones se sitúa en alrededor de 26,000 toneladas por año. La cifra sube hasta aproximadamente 300,000 toneladas a partir de 2030. Es importante notar que la situación es particularmente desafiante en el caso de la industria federal, y no obstante, la colaboración entre colegas y estados puede proporcionar soluciones valiosas para esta cuestión.
En la esfera de los residuos, la estrategia de Guanajuato es clara. La tarifa se estableció de manera progresiva, considerando la generación y disposición de residuos de manejo especial. Esta medida fomenta la responsabilidad y la reducción de la generación de residuos, por lo que las tarifas varían, comenzando en 30 pesos por tonelada en 2020 y aumentando hasta 100 pesos por tonelada en 2027.
La trazabilidad adquiere una importancia vital, ya que proporciona certidumbre y elementos de decisión, pero aún más, nos permite construir una capacidad de respuesta sólida y efectiva. No sólo se trata de atraer inversión y desarrollo al Estado, sino también de forjar instrumentos que aseguren que este crecimiento y dinamismo productivo vayan de la mano con un uso responsable y sostenible de nuestros recursos.
En conclusión, este panel nos ha brindado una visión integral sobre la importancia del precio del carbono y las regulaciones ambientales en el panorama actual. Hemos explorado cómo las organizaciones deben considerar no sólo los aspectos económicos, sino también la trazabilidad y la responsabilidad ambiental en sus operaciones.
A través de los testimonios de nuestros expertos, hemos entendido que el precio del carbono no se trata únicamente de recaudación, sino de preparación y sostenibilidad a largo plazo. Las enseñanzas de este diálogo nos impulsan a actuar con proactividad en la lucha contra el cambio climático, reconociendo que la adaptación y la anticipación son claves para enfrentar los desafíos venideros.