Renata Hernández Morales 

Lic. en Relaciones Internacionales por la Universidad La Salle y Mtra. en Derecho Aduanero y Derecho de Comercio Exterior por el Centro Universitario de Estudios Jurídicos, cuenta con diversos estudios en Clasificación Arancelaria, Logística y Negocios Internacionales; en la actualidad se encuentra cursando el Diplomado de Normalización y Estandarización de COMENOR. 

Se desempeñó como Analista de Asuntos Jurídicos en la Administración General de Auditoría de Comercio Exterior del Servicio de Administración Tributaria (SAT), fungió como consultora de comercio exterior especializada en Auditorías Preventivas para Opticomex Advisors S.C. y ha ocupado el cargo de Coordinadora de Comercio en la Cámara Nacional de Manufacturas Eléctricas desde 2021.

Rogelio Carmona Díaz 

Ingeniero en Sistemas Automotrices con especialidad en Control de Sistemas Automotrices (Electrónica Automotriz) egresado del Instituto Politécnico Nacional, cuenta con diversos estudios en mejora de procesos, diseño mecánico, automatización industrial, lean manufacturing y seguridad industrial. 

Con experiencia en la evaluación de conformidad de productos eléctricos y electrónicos para normas de seguridad, eficiencia energética y disposiciones técnicas del IFT como ingeniero de producto, en implementación de proyectos industriales para el sector metalmecánico como mecánico de proyectos, en diseño de electrónico para implementación y control de los sistemas automotrices. Actualmente funge como Auxiliar de Normalización en la Cámara Nacional de Manufacturas Eléctricas. 

Comercio e Industria 5.0

En la actualidad y para muchos de nosotros, es inimaginable un mundo sin acceso a múltiples productos y servicios en tiempo real; el más claro ejemplo: compras por internet o el afamado e-commerce.

El intercambio de bienes se remonta hasta las primeras civilizaciones, en donde más que una transacción de compra y venta, el trueque era la forma en que las personas obtenían productos que no podían fabricar o cosechar por razones geográficas o capacidad humana. Poco a poco, la forma en que las personas comerciaban sus productos fue evolucionando, comenzando con la instauración de medios de intercambio como “monedas”; objeto metálico cuyo valor era entendido y otorgado por igual para todos, y posteriormente, al formarse e integrarse las diversas naciones, una serie de divisas rudimentarias fueron abarcando terreno.

Sin embargo, la compra y venta de bienes no se quedó únicamente en lo que se podía producir en un mismo lugar, muy pronto fue necesario expandir el abanico de productos para la vida diaria; desde lo más básico como la sal y las especias para condimentar y conservar los alimentos, hasta lo más complejo como intercambiar un servicio por un pago. 

Este constante cambio, aunado a la evolución paulatina de la industria, de la cual hablaremos más adelante, trajo consigo lo que hoy entendemos como comercio internacional, un sistema intrínseco en donde personas físicas, gobiernos y empresas funcionan como un sólo elemento con un propósito en común, proveer a otros seres humanos de bienes o servicios a los que no tienen acceso en sus centros de vida. 

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Se pueden identificar cinco grandes etapas de evolución en la rama industrial. Cada una de ellas se ha caracterizado por la creación de nuevas tecnologías y por buscar mejorar algún aspecto de la vida humana. 

La primera revolución industrial comenzó en el siglo XVIII, y fue un periodo de cambio en la forma en que se producían los bienes, lo que llevó a un aumento de la productividad y un crecimiento económico sin precedentes. Se caracterizó por una serie de innovaciones tecnológicas, como la invención de la máquina de vapor, la hiladora mecánica y la lanzadera volante. La implementación de las nuevas tecnologías permitió una mayor eficiencia en la producción y mayor oferta de bienes a menor costo. 

Aunado a ello, la Revolución Industrial trajo consigo cambios en la forma en que se comercializaban los bienes. El desarrollo del ferrocarril y la mejora de las vías navegables permitieron un mayor transporte de mercancías, lo que hizo posible que éstas llegaran a mercados más amplios. 

La segunda revolución industrial comenzó a finales del siglo XIX y principios del siglo XX. Se caracterizó por el desarrollo de nuevas tecnologías como la electricidad, la química y la producción en masa. 

La electricidad permitió una mayor eficiencia en la producción y el transporte de bienes; la química hizo posible la elaboración de nuevos materiales y productos, como el plástico; y con el desarrollo de la producción en masa se permitió llevar a cabo la estandarización de mercancías, lo que permitió mejorar aún más los procesos de fabricación y comercialización. Los bienes se podían producir rápidamente y en grandes cantidades, lo que los hacía más asequibles para el consumidor promedio. 

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La tercera revolución industrial, también conocida como la Revolución de la Tecnología de la Información, comenzó en los años 70. Se caracteriza por el desarrollo de la tecnología de la información y las comunicaciones, la cual cambió aspectos de la vida humana, desde el trabajo y la educación, hasta la forma en que consumimos los productos y servicios.

La computadora personal, los teléfonos móviles, la internet y las redes sociales son algunos ejemplos de las tecnologías desarrolladas durante esta revolución industrial, y han cambiado la forma en que las personas se relacionan entre sí y con el mundo que les rodea. 

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La automatización y la robótica han permitido una mayor eficiencia en la producción y la logística, lo que llevó a una mayor productividad y una reducción de los costos. También surgió un nuevo modelo de negocio en la forma de comercio electrónico, que permite a las empresas llegar a un público más amplio y vender productos y servicios a través de plataformas digitales.

La cuarta revolución industrial o industria 4.0 comenzó a mediados de la década de los 2010 y se centró en el desarrollo de tecnologías como la inteligencia artificial, el internet de las cosas (IoT), la robótica avanzada, la impresión 3D, la realidad virtual y aumentada, la nanotecnología y la computación en la nube. 

Estas tecnologías han permitido la automatización de procesos industriales, la conexión de maquinarias y sistemas de producción a través del IoT y la generación de grandes cantidades de datos, que son procesados y analizados mediante algoritmos de inteligencia artificial para la toma de decisiones en tiempo real. 

La industria 4.0 también ha transformado la forma en que las empresas interactúan con los clientes, mediante el uso de tecnologías digitales para crear nuevas experiencias de compra personalizadas. 

La industria 5.0 es la evolución de la industria 4.0, y se centra en la colaboración estrecha entre humanos y máquinas, donde la tecnología se utiliza para mejorar la capacidad humana y no para reemplazarla. 

Se ha identificado que la personalización en el comercio es una estrategia que busca adaptar los productos y servicios a las necesidades y preferencias individuales de los clientes; puede mejorar la experiencia del cliente al hacer que se sientan valorados y atendidos de manera individual, y que ello conlleve a aumentar la lealtad del cliente y la posibilidad de que vuelva comprar.

La tecnología ha hecho posible la personalización masiva en el comercio, especialmente con el uso de herramientas de análisis de datos, inteligencia artificial y aprendizaje automático, es decir, mediante la recopilación de información sobre el comportamiento y preferencias del cliente. 

La industria 5.0 permite una mayor flexibilidad en la producción, lo que significa que los bienes y servicios pueden ser personalizados e inclusive individualizados. 

Así pues, la automatización y la colaboración entre humano y robot permite: 

  1. Fabricar productos personalizados de manera eficiente y rentable, lo que permite una mayor variedad de opciones;
  2. Fomentar la colaboración entre los clientes y los productores, ya que los clientes pueden participar activamente en el diseño mediante plataformas en línea o herramientas de diseño asistido por computadora, lo que lleva a que puedan personalizar los bienes y servicios de acuerdo a sus preferencias, como la selección de color, tamaño o características específicas;
  3. Utilizar tecnologías avanzadas para recopilar y analizar datos de los clientes en tiempo real, lo que permite una compresión más profunda de las necesidades y preferencias de los clientes, lo que a su vez se traduce en ofrecer bienes y servicios personalizados en función de dicha información;
  4. Mejorar la experiencia del cliente, lo que implica una mayor personalización en la forma en que los bienes y servicios son entregados, utilizados y soportados, esto apoyado de las tecnologías avanzadas;
  5. Lograr la customización en masa, lo que significa que los bienes y servicios pueden ser personalizados en gran escala, pero de una manera eficiente.

En este sentido, la industria 5.0 tiene el potencial de transformar la cadena de suministro, mejorando la visibilidad, optimizando y automatizando los procesos, y fomentando la colaboración, lo que puede conducir a la producción localizada y personalizada, que significa que las empresas pueden producir bienes y servicios específicos para las necesidades del mercado nacional e internacional, logrando mayor competitividad de las empresas en el mercado global, mejorando la eficiencia y productividad, y reduciendo así sus costos de producción, aumentando su rentabilidad. 

En conclusión, si bien es cierto que la industria 5.0 está comenzando a dar los primeros indicios de alcanzarnos, también lo es que el terreno del comercio se ha estado preparando paulatinamente para dar cabida a la producción especializada, allegarse de las herramientas necesarias para ser logísticamente eficiente y cumplir con la demanda que una producción personalizada pueda generar. 

Por ahora, solo queda esperar a que ambas ramas nos terminen de alcanzar, para lo cual será importante que como órgano representativo de las empresas del sector electrotécnico estudiemos, preparemos y actuemos sobre la oferta de productos y servicios a la vanguardia de las nuevas tecnologías y de acuerdo con las necesidades de los clientes. 

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