Retos a la proveeduría nacional en la transición a la electromovilidad
La fortaleza de la proveeduría nacional del sector automotriz, que representa el 16% del PIB manufacturero y 3% del PIB nacional, actualmente se enfrenta a retos relacionados con el impulso a la electromovilidad, la disponibilidad de componentes, con los tratados comerciales del país y con regulaciones como el Inflation Reduction Act.
Actualmente, el impulso que ha tomado la electromovilidad en México, en dónde se busca incrementar su producción al 50% para 2030, así como fomentar la demanda interna. Esto conlleva una transición de la industria, en la que, si disminuye la producción de vehículos de combustión interna se necesitarán menos componentes metal-mecánicos y más componentes electrónicos. Asimismo, implica un cambio en las cadenas de valor y en las características y habilidades del capital humano.
Esta tendencia representa retos que tocan distintas aristas de la industria. Principalmente para el desarrollo de proveeduría nacional y la atracción de inversión extranjera. Ambos, necesitarán de una coordinación de esfuerzos a nivel local y federal.
Por un lado, la red de proveeduría nacional cuenta con invaluable experiencia del sector automotriz mexicano, lo cual les otorga una gran ventaja frente a los actores extranjeros, incluyendo conocimiento del mercado, carteras de clientes y otros proveedores, y mano de obra calificada.
¿Cómo lograr una transición hacia proveeduría para vehículos eléctricos?
Para ello, en las sesiones del Grupo de Trabajo para la electrificación del Transporte, se identificaron recomendaciones que pueden ser aplicables para los proveedores nacionales que busquen trasladar o incrementar sus operaciones dentro de la cadena de la electromovilidad.
Una de ellas tiene que ver con el capital humano y el reto que representa una transición justa ante la necesidad de automatización de muchos de los puestos de trabajo. Para ello, se propone desarrollar un programa de capacitación continua del personal para hacer frente a los nuevos desafíos de la industria, en referencia a los requerimientos de innovación tecnológica y para adaptarse a nuevos patrones de consumo y regulaciones.
De la misma forma, la industria nacional deberá buscar el desarrollo de procesos de innovación; para la electromovilidad, esto se evidencia en conceptos como la inteligencia artificial, la robótica y con tecnologías de vanguardia que expanden las fronteras de las capacidades industriales; así como adoptar e implementar los avances tecnológicos desarrollados en otros países a través de la transferencia tecnológica.
En ambos procesos, la colaboración con la academia y los programas de intercambio de tecnología, impulsados por la industria y el gobierno, serán una herramienta crucial para alcanzar una transición justa del capital humano e innovación.
La transición de la proveeduría nacional a los nuevos procesos demandados por la industria debe ser complementada con apoyo del gobierno, tanto federal como local, con base en programas para la transición de la industria, incentivos a la inversión, facilitación del intercambio de conocimientos y revisión de las regulaciones existentes y futuras para garantizar una competencia justa con los proveedores extranjeros.
Por otro lado, también es necesaria la atracción de nuevos proveedores internacionales, para el abastecimiento de componentes que no estén disponibles en el territorio nacional, y para los cuales el desarrollo local se vislumbra a largo plazo. Estos actores, en sinergia con la amplia oferta actual de proveedores locales, lograrían una rápida implementación en la industria de la electromovilidad, alineada con los objetivos de producción y adopción de vehículos eléctricos.
Los proveedores, tanto extranjeros como locales, requerirán también de normas claras y regulaciones para su correcto funcionamiento en el mercado, así como la garantía de contar con una infraestructura suficiente de servicios como energía limpia, agua, telecomunicaciones, transporte, servicios logísticos, entre otros.
Además, en cumplimiento con los objetivos de desarrollo sostenible y las metas de reducción de emisiones, el reto de los nuevos procesos es estar alineados con las metas de descarbonización y eficiencia en el uso de los recursos.
En conclusión, existen importantes retos para la transición de la proveeduría nacional a los nuevos procesos que exige el mercado de la electromovilidad, sin embargo, con la colaboración de actores de la academia, la industria y el gobierno, es posible garantizar que dichos cambios sean exitosos y se cumplan las ambiciosas metas que se proponen tanto en México, como el resto del mundo.
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